Yo mismo

Las empresas nacen, crecen, se desarrollan y algún día mueren. Como todo. Pero nadie puede predeterminar cuantos años dura esta evolución. Lo cierto es que se pueden hacer muchas cosas para prolongar las fases de crecimiento y desarrollo. Pero todas estas cosas dependen de la voluntad del empresario. No de la suerte.

Hay un “salto” que en algún momento de su vida los empresarios deben dar tras algunos años iniciales muy duros y que solo los que lo hemos vivido podemos entender. Tiene que ver con la capacidad de liderazgo, tiene que ver con las personas y tiene que ver con la acción. Este salto es pura estrategia: si no se da, la empresa puede seguir funcionando. Pero si se da, todo empieza a ser distinto. Como un disparo.

Vivimos en el mundo del big-data, de la tecnología. Pero de nada sirve la información sin una dirección y estrategia claras. En 41 años de actividad, casi siempre dirigiendo proyectos y personas, lo he comprobado tantas veces, tantísimas veces, que no tengo muchas dudas sobre lo que hay que hacer: consciencia, constancia y concreción. O todas o nada.

Tengo unos 200 clientes. A todos les va bien o muy bien, no estoy acostumbrado a lo contrario. Pero es que cuando se hacen bien las cosas correctas, es muy fácil que todo salga bien. Algunos me llaman Pepito Grillo, otros Mr. Collejas, casi todos me llaman Pablo. Todos han aprendido a mi lado los “secretos del éxito” que por cierto no son ningún secreto.

La receta es muy sencilla: objetivos y acción. Esto todo el mundo lo sabe, pero hay millones de empresarios que terminan cerrando su empresa un día por no haber hecho lo que debían, porque estaban muy ocupados, con demasiados frentes abiertos, agotados por la dedicación excesiva, desmotivados por la falta de resultados.

La mía es una especialidad muy extraña: me dedico a “sacudir” a empresarios por no hacer lo que han dicho que van a hacer. Y esto no tiene precio, porque les he enseñado a ser empresarios de verdad: a fijar un camino, a seguirlo si o si, a ayudar a su equipo a empujar, a vivir, a disfrutar de la familia, de los amigos, a sentir el orgullo de estar creando valor, empowerment a lo bestia.

PERO muy pocos están dispuestos a aceptar que necesitan a alguien que les acompañe en ese salto, maldito orgullo de empresario-hecho-a-si-mismo. Soy original: tengo una extraña mezcla de consejero, mentor, coach y director ejecutivo. Me encuentro a gusto en todos los papeles porque hay un propósito que me mueve: conseguir los resultados previstos a costa de vivir mejor.

Aprende a diseñar un propósito. Disfruta del camino. Vive y gana. Lo contrario no merece la pena.

Pablo Romeo. 3pm® Mentor y director de smileconsultores.com 

Publicado por smileconsultores

Solo con un plan de acción es posible conseguir objetivos en el tiempo previsto. Sin un plan la vida simplemente puede ser un caos.

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