Nada estaba funcionando… al menos para mí. Y fue la última parte de esa frase la que finalmente me hizo caer en la cuenta. ¿Cómo es que otros triunfaban exactamente en el mismo negocio en el que me encontraba y sin embargo yo seguía arruinado? ¿Qué le estaba pasando al «Sr. Gran Potencial»?
Así que comencé seriamente a hacer algo de introspección. Examiné mis auténticas creencias y vi que, aún cuando dijese que de verdad quería ser rico, tenía al respecto algunas preocupaciones profundamente arraigadas. Más que nada, sentía miedo. Miedo al fracaso o lo que es aún peor: miedo a triunfar y después, de algún modo, perderlo todo. Entonces si seria un perfecto imbécil que se había cargado lo único que tenia a su favor: el «gran potencial». ¿Y si descubría que no tenía lo que realmente había que tener y que mi destino era vivir una vida de apuros?
La gente rica, cumple sus compromisos. Y tu, ¿cumples tus compromisos?