Para la consecución de nuestros objetivos solemos emprender acciones de consecuencias importantes. ¿Acaso las abejas se plantean la polinización de las flores? No, pero, en su búsqueda del dulce néctar, la abeja mancha las patas de polen, vuela hasta la flor siguiente y, sin darse cuenta, pone en marcha una maravillosa reacción en cadena que tiene como resultado campos enteros cubiertos de color.
Es muy probable que, de modo similar, tu esfuerzo por satisfacer objetivos valiosos haya acarreado beneficios inesperados a otras personas. Puede que la sencilla decisión de llamar a un viejo amigo una vez al mes haya resultado en toda una serie de ventajas totalmente imprevistas.
¿Cuántas ventajas podrían encerrar tus esfuerzos actuales para otras personas? ¿y para ti mismo?
¿Cuántas ventajas podrían derivarse de tus acciones?
¿Cuántas consecuencias buenas podrían dejar de ocurrir si no haces lo necesario para conseguir tus objetivos?
¿A qué esperas?